lunes, 22 de noviembre de 2010

De cómo hay gente que te hace sentirte agusto

En Barcelovia hay gente que merece mucho la pena. Gente muy interesante, diferentes, con cosas en la cabeza, lios, metas en la vida. Hay una mallorquina, hay un catalán, hay una catalana, hay sudamericanos, pakistaníes. Todos con un camino más o menos incierto, pero con ilusión y con ese brillo en los ojos.

El sábado pasado hice una visita fugaz a una gran amiga que ahora vive en Valencia. Buena oportunidad también para pasarse por la ciudad con la luna más famosa del mundo. El tiempo, como en todo el Mediterraneo en el que ahora vivo, era más que bueno. El caso es que se presentaba cenita de sábado en su casa con sus dos compis de piso, pucelanos ellos, como ella. No es la primera vez que siento esto y espero que no sea la última, pero pocas veces me he sentido así en una casa. A los pocos minutos ya me sentía como en la mia propia, con gente que tenía bastante flow y que animaba a contar mil anécdotas, echar mil risas y dar buena cuenta del Aigua de Valencia que se habían marcado para la ocasión.

No se si ese tipo de gente nace o se hace. O es que directamente conectas con algunos y con otros no. Lo he dicho siempre, hay gente que tiene flow. Gente que me carga, con la que pasaría ratos sin ningún tipo de problema.

Y así con estos nuevos compis estuve en una rave inesperada en Benimaclet (lo flipariais, una calle de pueblo levantino en la que la gente se mueve con abrigo al ritmo de una discomovil, petándolo a su manera, genial) y luego a un bareto pub de estos que tanto se parecen a los segovianos, con precios algo más populares que por la ciudad condal.

Así que, como no podía ser de otra manera volví con una sonrisa a mi casa. De eso también se encargó el Alaris, que me llevó por pueblos de la geografía valenciano-catalana míticos como Salou, Benicarló y demás. Una gozada, vamos.

P.D: Un brazzo y un beso enorme a Cris, Gonza y Eva. Sois muy grandes.

martes, 16 de noviembre de 2010

De cómo Barcelovia se divide y multiplica

Barcelovia se multiplicó. Ahora no solo escribo aquí, también lo hago
(de momento semanalmente) en el Barcelovia que El Adelantado de Segovia me ha preparado con mucho gusto. También es mi rinconcete, más soleado que este. Eso es como cuando ya te dejan comer en la mesa de los mayores en las comidas familiares. Hay que portarse bien, ser uno mismo y ser un poquito serio (aunque como en la vida real, en la mesa de los mayores también suelto tonterías). Pero no es lo mismo. Y tiene que ser así, porque por muy mayor que me haga o que parezca que me haga, siempre seré de la mesa de los niños, siempre le tiraré miguitas de pan a alguien para chincharle, siempre daré pataditas por debajo de la mesa y siempre contaré guarrerías a la hora de la comida. Por eso este rincón igual se renueva más, o menos, o quizás incluso con con cosas más serias. Eso no lo se. Lo que está claro es que será mi mesa de los niños, en la que a veces uno se hace el guay delante de los primos y en las que otras...solo tira miguitas.


P.D.: Todo esto de la mesa de los niños viene de una cena a la que me invitaron unos amigos hace no mucho. Bueno, a decir verdad, nos autoinvitamos un poco aprovechando que nos llevabamos bien con la gente. La cena discurrió sin incidentes aunque las amigas mayores se distanciaron un poco conforme llegaba el momento de las copas. Se fueron al sofá a beber y a hablar de cosas cool mientras los amigos nos quedamos en la mesa mezclando bebidas, comiendo las sobras de lo que quedaba hasta reventar, etc. En ese momento solté lo de que eramos "la mesa de los niños" y el descojono fue enorme. Mi teoría culminó cuando conté el chiste de

- "Cómo se dice divorcio en alemán? Chao cho chin"
- "Eso es chino"
- "Pues agárrame el pepino".

Solo me hizo gracia a mi y mis amigotes me rieron un poco la gracia (se descojonaban por dentro pero lo hicieron por no quedar de niño-imbécil). Ahí culminó todo.

jueves, 4 de noviembre de 2010

De cómo Barcelovia volvió a casa por primera vez

El fin de semana pasado estaba marcado en el calendario. Un puente más que aprovechable para poder volver a casa, a Casa con ce mayúscula. No es que aquí lo pase mal, ni mucho menos, y bien es cierto que tenía ganas, pero no tantas como podía imaginar en septiembre. Me alegro y estoy muy feliz de mi adaptación a esta ciudad y a esta gente. De momento le pongo pocos peros.

El caso. Era momento de compartir los Santos con familia y amigos. Valleruela y Segovia. Y no falló. Quizás porque ahora veo Segovia desde un poco más lejos, quizás porque empezar de cero te obligue a ser más tolerante, quizás porque, al ser solo tres días, había que aprovecharlos a tope. Y por eso no faltaron comidas tranquilas en el pueblo, cañas con pincho de la Dili, partidos del Athletic y noches de Sabatt. Ni quiero ni puedo olvidarme de la gente de Los Claveles, no sabeis como valoro ahora esas copas.

Y estoy feliz. Por entender mejor a los que antes compartían mis días (ahora también gracias a esto que llaman internet), por ser más comprensivo y ver que pararse en gilipolleces no vale absolutamente de nada y en definitiva por quererme, por valorarme. Faltaba un poco eso, la verdad.

domingo, 24 de octubre de 2010

De cómo ya no sorprende vivir junto al mar

Ayer salí a correr. Hablando con Curro sacamos un recorrido que me llevaría Paral·lel abajo hasta la estatua de Colón, donde doblaría para hacerme el paseo marítimo hasta la Barceloneta. Y antes de ir a cenar con los del master, ipod en brazo, salí corriendo desde Reina Amalia. La verdad es que estoy más que sorprendido de mis logros, aguanto mucho más que antes y no me desfondo. Al final corrí hasta la Opium haciendome un sprint de 500 metros. Estuvo bien y creo que repetiré. Fijo.

Y no. No sorprende vivir junto al mar. Si eres de tierra adentro como yo, quizás entiendas lo que me pasaba. Esa obsesión por ver el mar cada año, de llegar a donde fuera, pon Alicante, ponle Gandía, ponle Asturias y tener que ir corriendo a la playa a sentir el mar. A olerlo, oler el ambiente, pisar la arena…Esas cosas. Quizás sea por la magia de lo no común, de lo no diario. Estoy casi convencido, ahora me atrae poco ir por allí y no he bajado tanto como me podía imaginar cuando aun estaba en Segovia.

Barcelovia tiene playa. Bueno, playas. Puede que vuelva mañana

lunes, 18 de octubre de 2010

De cómo Barcelovia ya encuentra su sitio

La semana terminó con una ensaimada mallorquina. Grande (como "sa" Helena, la que me la regaló). Y de chocolate.

Todo va fluyendo en Barcelovia y voy encontrando mi sitio, aunque a veces esto se parezca más a una Erasmus que a otra cosa. Me explico. El viernes hubo cenita en el piso del amigo Armando (cuasimédico segoviano que vive por aquí) con buena compañía y buenos líquidos. La NickHabanna no se hizo esperar aunque el nivel de saturación era importante. No duré mucho porque al día siguiente había que ir de resaca al master, que uno es un fiestas pero legal eh?

La primera MasterParty con la gente del curso fue en un primer piso de Nou de la Rambla (pegando a Ramblas, vamos). La cosa empezaba suave, con una cenita, música del Spotify para amenizar, risas y conversaciones paralelas...todo normal. Digo todo normal porque empezó a sonar el timbre y, poquito a poco, la casa se fue llenando de gente de mil lados, que si portugueses amigos de Miguel (el anfitrión), que si los amigos de Lydia (una del master), que si unos tios que les había molado la música que salía de la ventana...Y claro, nosotros, fiestas por naturaleza, tan felices. Empezabas a hablar con gente, te echabas unos chupitos (grande Miguel con ese José Cuervo tostado), un poco de lima y...Weeeeba!! Llegó la Guardia Urbana y a desalojar el local.
La locura continuó en Enfants (un local molt maco de aquí cerca) y de vuelta al piso de Miguel, entre bicicletas, gente que compra cervezas a los pakistaníes por la calle, risas y demás. Volví, como no podía ser de otra manera, de mañaneo y con ElPaís bajo el brazo, siento no tener foto.

El domingo el plan fue más light y la casa de Helena (hache, para los amigos) fue un improvisado cine donde ver Asesinato en 8mm, muy mítica y gore a la par.

Por lo demás la cosa fluye, entre viajes al DíaRavalistán, ejercicio en Can Ricart (el gimnasio del barrio), ir a currar a las prácticas (genial, he de reconocer, un equipo muy joven dónde se respira el buen ambiente) y a leer bastante.

Mi habitación va estando más decorada aunque le faltan cosicas. Pero después de mil viajes a la ferreteria a por tacos del 5 y que fueran del 4 y finalmente del 6 (Te vemos todos los días aquí, noi!) creo que echaré un poco el ancla. Por cierto, quería rodear mi ventana con unos vinilos de colores, pero no me viene la inspiración, así tipo gama cromática. Sugerencias serán bien recibidas.

El miércoles me voy a ver al Barça. Sí, sí, contra el Copenhage. Sí, sí, en Champions. Jejejeje.

Me despido, con la boca medio llena de la ensaimada de Hache. Gran mallorquina, y gran ensaimada. Visca ellas.




Entrada para el Barça-Copenhage (dejarse llevaaar
suena demasiado bieeeen...)

sábado, 9 de octubre de 2010

Despegue en 3...2...1!

Hace bien poquito vi Apolo 13. Para el gracioso no, no vi las doce anteriores. La verdad es que pasé un buen rato aunque no es de las mejores de Tom Hanks, tiene curiosidades que son dignas de cotillear por internet.

Esta noche yo me meteré en el Apolo. Y creo que lo haré sin oxígeno extra ni tripulación para no modificar las conclusiones. Y como no es lo mismo contarlo que vivirlo, esto es parte de 21 días viviendo en Ravalistán.

sábado, 2 de octubre de 2010

Empezar

Los comienzos son duros y en Barcelovia la cosa no iba a ser muy diferente. Se cumple la primera semana de mi llegada aquí, a un carrer del Raval y son muchas las experiencias, las conclusiones (algunas seguro precipitadas) y las cosas que se van viendo un poco más claras. No pretendo abrir los ojos de nadie, ni soy la primera persona que se emancipa en el mundo. Pero el que lo ha hecho sabe que los comienzos, como decía antes, no suelen rodar tan bien como quisiéramos.

El principio implica un poco de soledad, es complicado estar en un sitio (y más viniendo de donde vengo, con una calle dedicada única y exclusivamente a "chatear") sin poder pegar un toque para tomar unas cañas, o un café. Es realmente complicado verse un sábado noche aquí, escribiendo. Pero no es peor, que va. Hay libros, están los amigos del Kaleuche, un bar de argentinos debajo de casa (más que recomendado) y está conversar por aquí con todos vosotros.

Quedarse en esto sería muy negativo, por eso mi nueva semana será un reto. Será el momento de lanzarse al vacio y, una vez conocidos los engranajes, poner a andar a esta gran máquina que es la ciudad y que soy yo. Prometo que la semana que viene todo será diferente. =)