domingo, 24 de octubre de 2010

De cómo ya no sorprende vivir junto al mar

Ayer salí a correr. Hablando con Curro sacamos un recorrido que me llevaría Paral·lel abajo hasta la estatua de Colón, donde doblaría para hacerme el paseo marítimo hasta la Barceloneta. Y antes de ir a cenar con los del master, ipod en brazo, salí corriendo desde Reina Amalia. La verdad es que estoy más que sorprendido de mis logros, aguanto mucho más que antes y no me desfondo. Al final corrí hasta la Opium haciendome un sprint de 500 metros. Estuvo bien y creo que repetiré. Fijo.

Y no. No sorprende vivir junto al mar. Si eres de tierra adentro como yo, quizás entiendas lo que me pasaba. Esa obsesión por ver el mar cada año, de llegar a donde fuera, pon Alicante, ponle Gandía, ponle Asturias y tener que ir corriendo a la playa a sentir el mar. A olerlo, oler el ambiente, pisar la arena…Esas cosas. Quizás sea por la magia de lo no común, de lo no diario. Estoy casi convencido, ahora me atrae poco ir por allí y no he bajado tanto como me podía imaginar cuando aun estaba en Segovia.

Barcelovia tiene playa. Bueno, playas. Puede que vuelva mañana

2 comentarios:

  1. olor a almendras amargas quizás, y es lo bonito de lo no comun. Si ahora es comun en tu vida, echaras de menos otras cosas como la ancha castilla y la estrechez de sus castellanas.
    Puedes hacer algun dia el recorrido que hicimos corriendo desde el Maremagnum y subir por canaletas hasta la plaza cataluña, luego puedes poner unas sillas a modo barricada en cualquier calle y hacer salto de vaya, para por lo menos, sentirme un poquito mas cerca! disfruta, porque Barna es unica;)

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  2. Yo nunca he vivido en una ciudad con mar, y ahora que lo tengo siempre, no voy apenas!
    Pero me he propuesto disfrutarlo porque el año que viene dudo que lo vea tanto como puedo verlo este año.
    Es la magia de ver las cosas de muy vez en cuando la que te hace disfrutarlas más :)
    Besos grandes desde Portsmouth!

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